La semana pasada fuimos a comer a un restaurante
fuera de lo común. Fuimos al Hot Dog House, un local muy agradable y acogedor, con
un servicio muy amable y personalizado, y que no dudaremos en elegir cuando
tengamos MUCHA hambre.
Al son de una música de tiempos más remotos
y sentados en unos placenteros sillones rojos, comimos tranquilamente un enorme
perrito caliente. Allí,
también encontramos en la barra, el menú y numerosas frases graciosas desde de
las paredes cerca de las mesas hasta al baño. Por eso mismo, es un restaurante de
"fast food" distinto de los típicos restaurantes del estilo y también
de los de la ciudad.
Hablando más concretamente, existen alrededor de
unas diez opciones de menú, con nombres de ciudades norte-americanas: desde
diferentes tipos de queso, hasta distintos tipos de confección de la cebolla, e
incluso hasta la creación de un perrito vegetariano, todas las mezclas e
intercambios son permitidos. Optamos todos por el mismo menú (el
"Texas"), menos Maria que prefirió el menú “Georgia” y Sofía que
prefirió el menú "Los Ángeles" y las elecciones no decepcionaron.
Cerca de la Universidad del Minho y con precios asequibles, es una increíble opción para los estudiantes. ¡Lo recomendamos!
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